Quico, Olga, Anna, Mª José... teníais razón con vuestros comentarios.
San Francisco nos ha encantado!!
Cuando viajamos, una de las listas que nos gusta hacer es la de los lugares en los que nos gustaría vivir una temporada. El segundo día ya sabíamos que esta ciudad nos estaba invitando a ello.
La llegada fue pausada, primero mirando la bahía y su “skyline” desde el pueblo vecino de Sausalito. En el centro Alcatraz, que aviva nuestra imaginación sobre posibles evasiones. Después cruzando el Golden Gate desde el norte. Primero caminado, después en coche. Impresionante.
Ciertas partes de San Francisco nos han recordado a Barcelona. Su tamaño te anima a caminar, a ir en bicicleta, a correr, a navegar. Una ciudad con mucha vida. Sus parques, playas y el paseo que toca al mar están llenos de personas haciendo deporte, jugando, disfrutando del sol. Nosotros no pudimos resistirnos y una mañana salimos a correr por la bahía. No sorprende especialmente debido a su ambiente europeo, aunque si que te sientes acogido.
Nos sorprendió la cantidad de comercios y gente en Chinatown (poquísima no oriental). La alegría de Castro, el barrio gay. El embarcadero, con sus mercados. Los tranvías. Las preciosas casas de la ciudad, como las 7 ladies. El centro con marcas de lujo. Los rascacielos del Distrito Financiero… y para poner algún pero quizás demasiado segmentado y encasillado. No hay mezcla aparente.
Los muelles de Fishemans Wharf son todo un espectáculo. Músicos y artistas de calle amenizan el recorrido. Nos quedamos de piedra al escuchar el sonido de los Leones Marinos que visitan Pier 39 desde hace 21 años. Mientras unos toman el sol, otros luchan por mantener su dominio sobre el muelle. Por los chiringuitos de Fishermans circulan cajas de cangrejos, gambas y calamares, buenísimos!!
Lo dicho, una ciudad para vivir.
Ahora estamos realizando la Ruta 1, desde San Francisco al sur por la costa californiana. Pronto os explicaremos. Un abrazo.