Llegamos a Tokio con el Japan Rail en mano, cinco días de alojamiento reservados y un gran número de recomendaciones hechas por nuestros amigos enamorados de Japón: Marta, Alex y Rie, Christian y María. Gracias a todos!!
El primer momento en Japón es inolvidable. Llegamos al aeropuerto y necesitamos activar el Japan Rail y llegar al hostel. En el aeropuerto nos resulta fácil encontrar todo lo que necesitábamos. El personal de información compensa su falta de dominio del inglés con una atención, detalle y perfección, además de paciencia.
Llegamos al tren. Unos minutos de xoc.
Hasta que te sitúas y te das cuenta que es igual que cualquier ciudad bien organizada. Dos transbordos y ya estamos en Lidabasi. Unos minutos perdidos en una estación mientras nos hacíamos con el plano, cantando como una almeja -dos occidentales, con dos niñas y sus maletas, a las 9 de la noche, entre japoneses en rigurosa fila esperando su tren en cada puerta de entrada-. Nuestro hostel a 100 m de la salida, en una planta 19 y en la habitación un ventanal con vistas a un bosque de rascacielos iluminados haciendo publicidad en vertical. Las camas, futones. Y los baños, siguiendo las costumbres niponas, con zonas abiertas de limpieza con palanganas y taburetes, antes de entrar en el baño común, y así descubrimos el onsen. Por cierto, los wc con todo lujo de comodidad...
Tras aclimatarnos decidimos la ruta de los 27 días:
Tokio (5 días para ver sus zonas y barrios: Ochanomizu – Ueno – Dome – Kodokan; Templo Sensoji - Sibuya – Harakuru; Roponggi – Harakuro – Yoyogi – Templo Meiji Jingu – Shinjuko; Estación Tokio – Mercado Tsukiji – Malecon Takeshiba – Torre de Tokio – Palacio imperial). Después activamos el Japan Rail Pass y nos movemos desde Tokio a Nikko, Yokohama, kawaguchi-ko – Mont Fuji, Atami, Kamakura. Y ruta por Nagoya, Takayama, Hirosima, Miyayima, Kioto, Nara, Osaka, Fukui (templo Eihei-ji), Hakone...
La vuelta al hemisferio norte nos acerca al verano y en Japón la época de lluvias, que si bien son suaves y permiten hacer vida normal, no nos dejan ver el sol y vivimos en permanente nubosidad.
Tokio. Nos sorprende por el método y orden que impera entre sus habitantes. Los espacios muy funcionales y aprovechados para poder albergar a 12 millones de personas. Respeto, saludos en forma de reverencias -a veces inacabables-, silencio, caminar rápido siempre hacia algún lugar, uniformidad, a nuestro gusto demasiada que se rompe con los jóvenes más transgresores que llenan de color (aunque a veces sea el negro) el barrio de Harajuko y Shibuya.
Por la ciudad: templos en muchos rincones, inmensas zonas de tiendas (de electrónica, de moda, de souvenirs, de comida...), espacios recreativos, rascacielos, manga, personas por todos lados, jardines... Una ciudad de contrastes, que atrae y cautiva.
El Kodokan, sede mundial de Judo.
Sacos de sake.
Nikko. Pueblo, situado al norte de Tokio, que alberga un precioso conjunto de templos ornamentados con oro patrimonio de la humanidad. Pueblo muy recomendado por nuestros amigos que permite un agradable paseo por diferentes templos has llegar a su puente. Precioso. No sólo por los templos -que son de una gran belleza- sino por el entorno natural que los rodea. Parecen escenarios de películas de época, incluyendo las armaduras de los samurais.
Kawaguchico. Es un lugar algo turístico con un bonito lago en el que se refleja el monte Fuji. Cerca de él se accede a un conjunto de lagos (5 en total) que supuestamente ofrecen unas magnificas vistas. Decimos supuestamente, porque en nuestro caso el día estuvo nublado y fue imposible ver el monte Fuji. Para acceder allí debes tomar un tren no incluido en el Japan Rail Pass y cuesta una pasta. Así que hace falta asegurar que el día será claro antes de tal aventura. Además allí se nos rompió la segunda cámara, no obstante, estamos en el mejor lugar para comprar otra. Imaginar que divertido comprar una cámara sin que los dependientes hablen inglés! El lenguaje gestual, su buena fe y ante todo que somos clientes, pudimos elegir de entre las pocas que tenían las instrucciones en español.
Nos movemos en alta velocidad... y ni se nota!
Yokojama. Un agradable paseo por el puerto, un moderno conjunto arquitectónico que alberga el edificio más alto de Japón. Un animado barrio chino repleto de restaurantes y un sin fin de tiendas de gusto exquisito a las que es imposible resistirse. Natalia y Elena de las vistas de la gran noria del parque de atracciones.
Atami. No sabemos bien porque elegimos este destino, pero estaba en nuestro itinerario... Es una ciudad grande, famosa por sus onsen y un curioso circuito de fuentes termales en el que se pueden cocer huevos. Un paseo frente al mar. Un castillo (más bonito de lejos que de cerca). Y un templo con un árbol centenario del que dice la leyenda que si le das la vuelta vivirás un año más. Hecho!! A nuestro parecer esta ciudad esta bien visitarla si te coge de paso, pero no para ir expresamente.
Kamakura. Conocido por su espectacular Buda. Tiene además un precioso conjunto de templos y muchas tiendas de recuerdos. El Buda impresionó a las niñas que ya empiezan a estar de tantos templos y caminatas hasta... “el moño japonés” dice Natalia.
Nagoya. Elegimos Nagoya como punto intermedio entre Tokio y Kioto. Es una ciudad famosa por su castillo -que bien merece esta fama- y por la fábrica Toyota. Aunque en nuestro caso lo recordaremos por el fantástico riokan familiar que encontramos a muy buen precio. Además coincidió que lo visitamos en domingo y personajes de una película de samurais rodada en ese castillo lo ambientaban mientras sus fans pedían autógrafos.
Takayama. Por fin montañas, campos de arroz, casas antiguas. Takayama ha mantenido tres calles comerciales desde la época feudal, con sus viejas casas de madera. A pesar de ser un pueblo muy turístico en esta época del año estábamos relativamente solos. Las tiendas con el característico buen gusto y detalle. Los restaurante más caros de lo habitual. También es muy interesante la visita al antiguo ayuntamiento durante la época feudal, las niñas disfrutaron paseando por el tatami, conociendo sus costumbres y arquitectura. Takayama nos gustó, es un bonito pueblo rodeado por los Alpes, bañado por ríos y con una gran área de templos.
Las niñas nos siguen sin quejarse ha pesar de que los días que llevamos en Japón han sido un caminar permanente, sin parar nada más para comer. Que por cierto, la comida es muy buena, como su fama lo dice y no excesivamente cara. Da igual donde decidas comer, seguro que se come bien. Aunque hay que reconocer que sus sabores no se alejan tanto del de los restaurantes japones que hay en Barcelona. Por lo menos lo que hemos conocido hasta el momento.
Un fuerte abrazo para todas y todos y buen inicio del verano!!
Como veis nos vamos integrando...
Mare meva esteu guapíssims,,,,, Venia saturada de fer números de profes, hores de classe, matèries, tutories per cobrir, coordinadors ne nivelllllllllllllllllllllllllllllll i això m'ha relaxat un munt. Aquest matí pensava en vosaltres!!!
ResponEliminaPetonets a tots quatre,
Júlia
Quina passada de fotografies. Aquest és un altre dels llocs que, veient-vos a vosaltres, m'agafen ganes d'anar-hi. Sembla un lloc molt tranquil i molt agradable per a passar unes bones vacances.
ResponEliminaPer cert...se us veu molt guapos, com diu la Júlia.
Que comenceu bé l'estiu també (no les vacances, que ja les teniu de fa temps).
Eduard
Estic morta d'enveja! Japó... que guai!!! Les fotos són super xules!!
ResponEliminaM'alegro de veure's tan irradiants de felicitat!
1 petonarro!
Vanessa
Avui,em venen ganes de fer preguntes:
ResponEliminaQuina olor fan els temples?
I els parcs i boscos,fan olor a pi?
La foto,on surten les nenes i la Yolanda em fa gràcia com si volguéssiu que trobem una coincidència.... (Mc Donal's)
I segur que la càmera ja la domineu, així doncs seguiu tant guapos!!!
Una abraçada.
Gracias por consolarnos con lo de que la comida japonesa sabe igual que en Barcelona, pero no creo yo que sea lo mismo comerla ahí que aquí.
ResponEliminaLa verdad es que le kimono os da un toco exótico!!!
Seguimos el camino... Un abrazo!
Manoli a dit...
ResponEliminaHola Chicos!!!!
Buff.....me quedo sin palabras, es todo tan diferente..... como bien decis es un país que atre y cautiva, la verdad es que dan ganas de salir volando y haceros compañía.
Las fotos como siempre fantásticas....y vuestros rostros lo " MEJOR " irradian alegría, amor, felicidad........seguid siempre así.
Muchos besos y abrazos para los cuatro,
Manoli y Sergio G.